2009-10-18

Nueva mirada

A la distancia, intento recuperar algo de mis vidas pasadas; vidas anteriores vividas en este mundo, bajo esta misma piel, ... y es tan poco lo que rescato. Cualquier día retorno a la civilización; por el momento me contento con el rumor de las cascadas de agua, contemplo helechos gigantes y sigo con mis ojos el vuelo de los cóndores. Orquídeas por doquier; un jardín cargado de aromas que se confunden en el aire fragante de pinos. Excursiones a sitios de encuentro con gente que mira el mundo desde lejos y sin añoranza. En este sitio hay una variada mélange de costumbres y acentos; las diferencias van más allá de los rasgos étnicos. La primavera llegó sin mucha pompa dado que el jardín en estos valles difiere poco según las estaciones; no se ven grandes ríos pero, inexplicablemente, el verde intenso, en tonalidades inimaginables, reina durante todo el año en la exuberante vegetación del llamado "Codo de los Andes". En esta región la cordillera se desvía en dirección sur y separa este paraíso del reino de coyas, aymaras; esta es tierra de "cambas" y gente de los valles: culturas opuestas a las del altiplano. Parece éste un espejo de la heterogénea geografía boliviana. Los fines de semana vengo a Santa Cruz a abastecerme de tantos artículos que no se consiguen fácilmente en los valles y cuando puedo, vuelo a la tierra del "jeito", al encanto tropical del Brasil. Imposible escapar al sonido de "bossa" y al colorido norteño. El último domingo de octubre, obligatoriamente llegaré a Montevideo a cumplir con mi deber cívico; haré escala en Bs. As y regreso a este paraíso sin pensarlo demasiado. Esta es la clave, mi nueva vida depende de algo simplísimo: no pensarlo, no racionalizar esta aventura. (No tengo idea cuánto durará; ni me interesa develarlo)

9 comentarios:

Tesa Medina dijo...

Hola, Viv. ya veo que sigues perdida o mejor sería encontrándote contigo misma, disfrutando de la naturaleza, de la tranquilidad, de la belleza que imagino, de ese olor a tierra húmeda y orquídeas.

Soy muy urbanita, pero me atre mucho el perderme por parajes despoblados, naturales, sin ruidos que no sean los de la propia naturaleza, y vivir un tiempo asilvestrada, eso sí con un montón de libros para los momentos de descanso.

Te sigo intrigada por este viaje. No dejes de contarme.

Muchos besos, Viv.

Unmasked (sin caretas) dijo...

No suena mal :)

Si necesitas quien te lleve la valija, me avisas :)

Petra

cheguevara dijo...

me encantaría estar por allá,
seguro.
sería una forma de seguir buscándome y no perdiéndome.
te envidio
abraccio
CHE

Roxi dijo...

Que lindo cuando en ciertos momentos nos permitimos el lujo de no pensar, de no racionalizar las vivencias.
Hay sabiduría, y espontaneidad en eso. Pero es algo difícil de lograr, la mente es tan traicionera y tan intrusa !!!
Claro que con las orquídeas, la música, los aromas ...
dan ganas de no pensar por acá también
disfruta este bello momento
Abrazo !

Esther dijo...

Qué chulo. Ojalá yo pudiera hacer lo mismo.

La verdad, es que es relajante eso de estar alejado o medio alejado de una ciudad. A mí me gusta más que estar en la ciudad.

Saluditos.

Sonita dijo...

en medio de la naturaleza, sublimada por lo verde, las flores, los aves y la gente sencilla.
tu escrito conlleva la fuerza del verde apesar de un ligero toque de tristeza.
un dulce saludo, espero estés muy bien!

DaliaNegra dijo...

¡cómo me gustaría conocer ese sitio!!!Precioso post,Viv.Se feliz.Besos***

Viv. dijo...

Hola!! Estoy cerca de Brasilia; llegué el finde y debo permanecer durante toda la semana. Mis amigos brasileños son unos anfitriones insuperables, aunque vine por motivos laborales me estoy divirtiendo bastante. Ya es hora de regresar al mundo real; la experiencia que viví durante los últimos meses va a dejar huella en mi estilo de vida, no lo dudo. Estar alejada de todo puede que haya sido una especie de evasión; ahora tendré que enfrentar la realidad y decidir algunas cosillas. Mmmm, complicado es el mundo: igual que uno, claro.

Besos, y hasta pronto!

Blog de alma dijo...

Distancias en un tiempo que vive dentro