2008-09-21

Y qué más da si todo acabó después de esa tormenta, si el allá es la nada y nos dirigimos a ninguna parte. Si aquel cortado fué el último que tomamos juntos y la horrible corbata rosa que te quitaste no volví a anudarla a tu camisa. Vos allá, yo acá; continuamos planificando, produciendo -produciéndonos- mientras la
vida se nos escabulle a paso ligero sin enviarnos oportunidad de recupero.
Mis ganas por vivir pueden más que tus ideas de pretendida trascendencia. Que tengas mil hijos, que sonrías de felicidad cuando te despierten sus llantos pasada la medianoche -te conozco tan bien: no delegarías ese honor a una tercera persona- ... Que puedas sonreír cuando de mi te acuerdes..
Yo permanezco en lo terrenal; aún quedan rabas y jugosos arándanos que morder.
Que tu podado jardín florezca y lo riegues pacientemente cada mañana. Prefiero sumar kilómetros corriendo tras la nada, con el viendo golpeándome las mejillas.
Te guardo en las mejores vueltas de página ... y celebraría con buenísimas ganas el reencuentro.
Nadie crea que no te extraño; si así fuera no estaría pensándote.
(Pero yo no guardo flores secas.)