2009-12-03

Dulce hogar.

Me sorprendió una atmósfera tibia al ingresar a la casa y el contraste de su mudez, sin bienvenidas. Las maletas siguen en la sala porque pesan mucho y me da lata subirlas; y esa indumentaria no va con ésta mi otra vida. Mi closet es un desmadre, y apenas me pongo al día con las compras, una descarga de mensajes acumulados me dejan casi aturdida. Una voz suplica por tercera vez que no me demore en ir por "Pelo", que estaba en la veterinaria desde ayer ... Desde que me vió, el yorkshire no para de ladrarme; los chocolates y mimos no detienen su furia. Mordisquea mi pantalón mientras halago su pulcritud y acaricio su cabecita. Preciosura de perrito ... Suponía llegar dos días antes pero el retraso ocasionó malentendidos varios... Otra voz, en tono familiar, acusa mi ausencia prolongada. El reino de las quejas me recibe de brazos abiertos. Regreso a la prisa, y me parece increíble aquella vida que me permití durante los últimos meses. Restan apenas cuatro días para mi reintegro oficial; mis neuronitas reclaman nuevas vacaciones.