Conduciría aún con lluvia -pero estoy aquí- y daría ágilmente vuelta de página, una a una, hasta llegar a la del color que prefiero. El extraño malestar físico no me abandona y desde hace varios días no desdeño de su compañía, su impaciente presencia y nuestros silencios.
Su expresionismo me seduce cuando habla con los demás, al igual que esa inusual mirada tierna. (Te comportás diferente cuando excepcionalmente me quedo en casa) Imposible evitar alguna señal de debilidad cuando al incorporarme todo en la sala gira como si me hubiera tomado un litro de vodka. -Nunca tomé tanta pero me comentaron que así se siente- Parece increíble, como un hombre se contenta una tarde vegetando absorto frente a las imágenes de unos tipos corriendo tras una esfera -siempre tras algo redondo-, con un jarro helado en sus manos y sabiéndose necesitado - temporalmente- por una mujer que hoy se muestra un poco frágil.
Esperaba pasar de este momento para postear pero, como ven, cambié de idea. Aquí anclada, temerosa de ir más allá de la puerta, dependiente, necesariamente agradecida -aunque no lo parece- y deseosa, de salir "a tierra firme" -hehee- y fantaseando en dar un buen puntapiés. (Eso vendrá después, quizá en unos días o en un par de horas)
Quien sabe.