2009-05-17

Me gusta la tibia sensación al vestir el primer sweater de lana de este tardío otoño. Me gustan los ocres, me atrapa esta atmósfera que parece montevideana por sus mañanas apacibles y el predominio del cielo gris. Estoy en la márgen occidental del ancho río así que soy una oriental en tierras occidentales; y asesinaría esta tarde por un chivito !!! -entiéndase: un delgado filete de lomo vacuno a la parrilla, dentro de un pan catalán acompañado de lechuga, tomate, jamón, queso, huevo frito ...-, aderezado como los dioses orientales mandan. (Si alguien sabe dónde preparan este tradicional sandwich uruguayo le agradezco avise, que hay una banda numerosa añorando esa mezcla de sabores en la boca.)
Si somos lo que comemos, cómo y con quién, como decía Laura Esquivel -era en ... "¿Intimas suculencias?"- me pregunto cómo definir a quien cuando me acompaña en mis salidas fuera de capital, en auto, me invita con amargas hojas de rúcula y queso de cabra entre lánguidas rebanads de pan negro ...
También dice mucho de cada anfitrión cuando prepara un alimento -en el caso que le interese hacerlo- los ingredientes que va añadiendo y según con quienes desea compartirlo.
Me atrae un hombre que siente curiosidad por saber qué contiene aquello que ingiere, de dónde provienen los elementos con los que fué preparado y se atreve a experimentar en ese terreno -bastante engorroso para debutantes-. Un sujeto que me dice no tener idea de nada relacionado al tema culinario definitivamente no me merece. (No soy una gourmet pero, según mi peculiar lógica, si no sabes entregar emociones en el acto de alimentar ...)
Esta noche no me convence, no alcanza a seducirme, una cena un tanto tarde para mi gusto -mañana me levantaré temprano, lo habitual- no puede con esta consentida fiaca que me trae más a gusto. Pocas cosas me desmotivan más que un sitio ambientado con música lounge y sentir frío en las piernas. (¿A cuento de qué salen las piernas?)
Me acuerdo del lugar donde fuimos anoche y del otro donde nos reunimos anteayer ... , definitivamente, el lugar donde vamos habla de cómo somos y dice que suelo reunirme con gente bastante heterogénea. (Que connigo nada tienen que pintar, en ocasiones.)
Sobre la cama -del lado derecho, acumulo libros durante las tardes- sigue estando Fragilidad de Andrea Blanqué, la novela más interesante de lo que leí durante los últimos meses, está ahí desde ayer. -Desde ayer nadie tiende mi cama y yo adoro el lado izquierdo-
Me pregunto cuánto tiempo más permaneceré en esta ciudad que ya me ofrece escasas novedades; cuál será el siguiente puerto al qué arribaré. Desde dónde subiré un post el año próximo, cuando el calendario sume nueva cifra a mis treinta y durante los siguientes, cuando los otoños se agrupen y comiencen a pesar no solo en las maletas. Siempre disfruté aquellos raros momentos de soledad que ahora se tornan cada finde más frecuentes.
Cosas, situaciones, que antes me parecían casi vitales, ya no figuran en mi lista de prioridades.
Sigo de largo, paso, de tanta cosa innecesaria ... Tantos cambios, pero la ansiada serenidad sigue haciéndose desear en mi vida.
¿Qué traerán a mi rambla estos treinta?

9 comentarios:

boris dijo...

Viv
holas..
que traera???
gastar la vida, la vida esta para gastarla y ser felices con ello, coincido contigo no hay palabras ante su partida, pero tantas hermosas palabras nos dejo, que estan vivas en uno
un abrazo

Viv. dijo...

La presencia de un ser es algo relativo; nos legó sus palabras inmortalizadas en una ciudad que lo añora entrañablemente. Benedetti permanece en las palabras escritas y frases recitadas en cada rincón de su adoptiva Montevideo. Y, sabés, el nació en un departamento del norte uruguayo, en el mismo según documentan algunos historiadores que nació Gardel.
Un abrazo, Boris!

El Homo Rodans dijo...

irela, hasta parece que describe este día gris coyoacanense, hasta sentí calientito cuando empezé a leer. por cierto, a la laura esquivel la tenemos como candidata a diputada en la delegación de coyoacán. hsta juimos a su primer reunión vecinal.... ya veremos que pasa, por mien tras ya tiene mi voto por ser izquierdista.

le agradezco que haiga pasado por mi ahora raquítico blog. ando haciendo votos pa'que quede otra vez bonito pues.

ya vi que el boris anda por acá, hace bien harto que el mugre ni pasa a verme. pero la culpa es mía por abandonar a mi blog-hijo.

saludos desde la ciudá de méxico.

Esther dijo...

¿De cumpleaños hace poco? ¡Yo tb! Quizás seas Tauro, yo sé que soy una Tauro tardía... Si no me equivoqué y en el día en que fue escrito el texto fue tu cumple pues, entonces, los cumplimos casi el mismo día. Si es así que cumpliste ¡Felicidades!

Cada época del año tiene algo especial pero, el verano me gusta para ir a la playa, etc. aunque a veces el calor me aplana y prefiero soportar el frío pero, bueno... Aquí ya va llegando el veranito ahora :(

Tb me gusta esa sensación de notar ropita sobre el cuerpo cuando hace fresquito, la verdad es que sí y arroparme entre las sábanas y edredones y notarlos sobre las rodillas a la vez cuando hace frío o fresquito.

Saluditos.

meridiana dijo...

Esa pasión tan rioplatense de añorar...

El sabor de las comidas, lo táctil...¿en busca del tiempo perdido? ¿podrá recobrarse?

La pregunta por el tiempo en este texto: el pasado y el por-venir.

abrazo
Liliana

Viv. dijo...

Corazón Enredadera: Bienvenido a esta rambla (así denominamos a la costanera); vengo maravillada de ver las imágenes que subiste con todo su color y armonía. Especialmente las del día de plaza, ilustran otra cosmografía, gente y costumbres llenas de encanto, con la magia de la creación en sus manos. Saludos para vos.

Esther: Tus palabras se escuchan como traídas por una brisa tenue, suavísima; no, no estoy de cumple: soy acuariana, del 26 de enero. Besos.

Liliana: Me interrogo sobre el tiempo, es decir, sobre la vida; tiempo y vida son lo mismo. Mi viejo solía decir que los pueblos en los que el conjunto de su gente es aficionada a añorar tienen una alta estima por su pasado; en otras culturas solo añoran los viejos o los amarguetes, pero en Uruguay se vive en permanente retrospectiva de aquello que nos hizo bien, de aquel buen vivir no solo traducido en índices económicos sino en el bienestar espiritual y en la gente que produjo esta zona del mundo. Hay sabores que poco tiempo atrás desdeñaba; en cambio hoy soy capaz de cruzar el charco para -entre otras cosas- sentarme en La Pasiva a saborear medio chivito. Quizá sea un intento por preservar algo, algo que a veces parece diluirse, escaparse de las manos, como la vida, como el tiempo. Un abrazo, meridianas!

Tesa Medina dijo...

Acá trata de instalarse la primavera, pero hoy hace un día otoñal, aunque los árboles lucen verde y no apetece ponerse un jersey.

Me encanta el otoño, pero ahora quiero unos pocos de días azules, poder nadar en el mar, entibiarme un poco al sol, que tuvimos un invierno lluvioso y largo, nada habitual por Barcelona.

Un amigo dice: "no te fies de quien no disfruta comiendo" así que ya lo sabes, Viv, deja de salir con alguien que se come un bocadillo de rúcula con desgana y lo que recuerdas de ese encuentro es el frío en las piernas.

Me gusta mucho pasearme por tu rambla, cómo lo cuentas... Sigo por aquí un rato más.

Un abrazo, jovenzuela treintañera.

Viv. dijo...

Ah, ya iré por tu rambla catalana a saborear ese azul cuando lo atrapes en imágenes. Mar, uy, sí ... Me hace bien el solo hecho de mencionarlo. Te agradezco el dicho de tu amigo, es increíble como generalmente reparamos en otras cosas pero no en esos detalles tan sutiles que retratan el alma de una persona.
Besos, linda!

Viv. dijo...

Un compatriota insiste en que el clásico chivito es con rebanadas de huevo duro, ma, sí, pero el que me preparaban en Monte era como lo describí, infartante!
(Te estoy respondiendo el mail)